Las prescripciones verbales se siguen utilizando todavía en la práctica asistencial en situaciones específicas en que no resulta posible realizar una prescripción electrónica o manual, en particular en unidades de cuidados intensivos, ambulancias, servicios de urgencias y quirófanos.
Se considera que este tipo de prescripción presenta un mayor riesgo de que se produzcan errores que la prescripción manual o la electrónica, principalmente por problemas en la comunicación o en la comprensión de la información. Los profesionales que emiten una orden verbal pueden no hablar o no expresar con claridad la
prescripción u omitir información relevante, mientras que los que la reciben pueden no entenderla correctamente.
Diversos factores humanos y ambientales pueden contribuir también a que se produzcan estos errores, entre los que se citan: nombres de medicamentos similares, diferentes acentos, fatiga, presión asistencial, interrupciones, ruido ambiental, etc.
Recomendaciones para prevenir los errores
asociados a las prescripciones verbales
Recomendaciones para las instituciones sanitarias
Disponer de un protocolo o procedimiento de actuación que establezca unas prácticas seguras para las prescripciones verbales, que incluya:
- Limitar las prescripciones verbales. Restringirlas a aquellas situaciones de emergencia u otras condiciones (p.ej. durante una intervención estéril) en las que el prescriptor no puede realizar de forma inmediata una prescripción electrónica o manual.
- Definir los requisitos para que las prescripciones verbales se comuniquen de forma clara y los elementos necesarios para que sean completas.
- Establecer la utilización de una técnica de repetición de forma que el profesional sanitario que reciba la orden verbal confirme con el emisor que la ha comprendido correctamente.
- Indicar la obligatoriedad de registrar posteriormente las órdenes verbales en las órdenes de tratamiento, en cuanto la situación lo permita.
- Prohibir las prescripciones verbales para la quimioterapia, por su complejidad y alto riesgo de eventos adversos graves.
- Revisar periódicamente la adherencia de los profesionales sanitarios a las prácticas seguras.
Recomendaciones para los profesionales sanitarios
Recomendaciones para los prescriptores:
- Confirmar la identidad del paciente y las posibles alergias con el receptor.
- La prescripción debe ser completa. Debe incluir: nombre del medicamento, dosis, vía de administración, velocidad de administración si procede y frecuencia de administración.
- Hablar con claridad. Se debe prestar especial atención a los nombres de medicamentos que puedan confundirse y a las dosis de los medicamentos.
- Se prestará atención a la coma en los decimales.
- Se evitarán expresiones que puedan ser ambiguas y dar lugar a una interpretación incorrecta.
- Expresar la dosis del medicamento por unidad de peso (p.ej. mg, g, mEq). Evitar la prescripción por unidades de forma farmacéutica (p.ej. número de ampollas) o por volumen.
- Indicar la dosis en mg/ Kg junto con la dosis específica del paciente en todas las prescripciones verbales de pacientes pediátricos y neonatos.
- Esperar o pedir al profesional que recibe la prescripción que la repita en voz alta, verificarla y confirmarla.
- Registrar la prescripción verbal en las órdenes de tratamiento del paciente, en cuanto sea posible.
Recomendaciones para los receptores:
- Repetir la orden verbal completa al prescriptor en voz alta, para que la verifique y confirme.
- En el caso de que se admitan prescripciones telefónicas (p.ej. porque se necesiten utilizar por médicos de guardia) y en aquellas otras circunstancias en que sea posible, el profesional que recibe la orden verbal debe, en primer lugar, transcribirla a la orden de tratamiento del paciente (e indicar nombre del prescriptor, fecha y hora) y después leerla al prescriptor. Esto asegura que el receptor ha entendido la orden y también que la ha transcrito correctamente.
- Aclarar con el prescriptor cualquier duda.
- Registrar la administración.
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