Las prescripciones verbales se siguen utilizando todavía en la práctica asistencial en situaciones específicas en que no resulta posible realizar una prescripción electrónica o manual, en particular en unidades de cuidados intensivos, ambulancias, servicios de urgencias y quirófanos. Se considera que este tipo de prescripción presenta un mayor riesgo de que se produzcan errores que la prescripción manual o la electrónica, principalmente por problemas en la comunicación o en la comprensión de la información. Los profesionales que emiten una orden verbal pueden no hablar o no expresar con claridad la prescripción u omitir información relevante, mientras que los que la reciben pueden no entenderla correctamente. Diversos factores humanos y ambientales pueden contribuir también a que se produzcan estos errores, entre los que se citan: nombres de medicamentos similares, diferentes acentos, fatiga, presión asistencial, interrupciones, ruido ambiental, etc. Recomendaciones par